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En 10 años la inteligencia artificial rebasará a la humana. A partir de allí, el futuro es incierto.

Jorge Berry
El Financiero (México) - 4 de mayo de 2023

Para quienes gustamos del género literario de la ciencia ficción, la “inteligencia artificial” no es una novedad. Recuerdo en especial un cuento de Isaac Asimov donde una gran computadora manejaba todos los aspectos de la vida humana. Aplicando innumerables algoritmos, seleccionaba entre toda la población mundial a una persona que era la más representativa de las posturas de la ciudadanía, y ese solo voto designaba a la cabeza del gobierno mundial.

El poder que puede adquirir la inteligencia artificial es así de grande. Geoffrey Hinton, llamado el padre de la inteligencia artificial, acaba de renunciar a su posición en Google, horrorizado por el panorama que se presenta a futuro. Dice que en 10 años la inteligencia artificial rebasará a la humana. A partir de allí, el futuro es incierto. Ahora, por ejemplo, nos ayuda a diseñar algoritmos aplicables en campañas políticas, con las que se obtienen datos exactos sobre los segmentos poblacionales a los que hay que dirigirse. Pero cuando la tecnología piense mejor que el humano, podría considerar sus instrucciones incorrectas, y hacer cambios indetectables para el hombre, de manera que el resultado sea el que la máquina quiere, y no para el que la programaron.

Puede ser que piensen que exagero, pero no es así. El brillante investigador e historiador israelí Yuval Noah Harari acaba de publicar un ensayo en la revista The Economist, donde advierte de los riesgos del desarrollo sin control de esta tecnología. Harari compara la inteligencia artificial con la energía nuclear. Ambas tienen grandes posibilidades de ayudar a la humanidad, pero ambas tienen también enormes riesgos.

Aborda, además, temas filosóficos profundos. Con la capacidad de pensar de manera más eficiente que el humano, ¿Qué podría llegar a descubrir? Sin duda, cosas buenas, pero también malas. La inteligencia artificial en manos de actores irresponsables o hasta delictivos puede ser irreversiblemente dañina, tal como una bomba nuclear. Hasta Elon Musk hizo un llamado para que los gobiernos regulen estrictamente el uso y desarrollo de la inteligencia artificial, porque no sabemos hasta dónde pueda llegar.

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